Interacción con las instituciones
Aunque podemos detectar varias diferencias en los programas de aprendizaje entre países, existen algunas políticas comunes, especialmente en lo que respecta a la colaboración con las instituciones/proveedores de formación. La institución de formación debería colaborar estrechamente con el empresario para garantizar que el aprendiz reciba suficiente información sobre el programa de aprendizaje y la descripción de su trabajo. Además, la empresa debe proporcionar revisiones de evaluación, valorando el progreso de los aprendices. Todo esto se documentará en un documento oficial que forme parte del Acuerdo de Aprendizaje y se entregará al centro de formación (National Apprenticeship Service, 2019).
Las empresas que deseen tener programas de aprendizaje basado en el trabajo (WBL) deben cumplir con las normas y obligaciones específicas, en relación con los salarios, los procedimientos de seguridad y las condiciones de empleo, y colaborar con las instituciones de envío, con el fin de confirmar el cumplimiento de las normas específicas (https://www.business.gov.au). También es importante mencionar que muchos aprendices pueden venir de otros países, debido a los programas financiados por la UE, por lo que la empresa de acogida debe estar informada de sus obligaciones, tal y como se definen en el programa. En este caso, también se recomienda una estrecha colaboración con el centro educativo (Cedefop, 2018).
Durante el aprendizaje, tanto los profesores como los formadores son factores esenciales en todos los procedimientos. Dada la complementariedad de sus funciones y responsabilidades, los profesores y formadores deben colaborar para mejorar la calidad de los aprendizajes y del aprendizaje basado en el trabajo. La colaboración puede tener lugar a diferentes niveles y puede promoverse entre profesores y formadores o entre sus organismos representativos, como los sindicatos, las organizaciones profesionales y las organizaciones sectoriales. Estos organismos, junto con otras partes interesadas, pueden colaborar con otras instituciones educativas, a fin de contribuir a promover el intercambio de buenas prácticas y la innovación.
Para colaborar eficazmente con los profesores de los centros educativos, es importante generar confianza para planificar el proceso educativo, preparar y evaluar a los alumnos. Esto puede requerir una estrecha interacción entre profesores y formadores para entender las diferentes competencias, habilidades, objetivos y perspectivas de cada uno, y para fomentar el respeto mutuo. Esto es importante para los formadores en concreto, que no tienen un estatus profesional en cuanto a la educación de los aprendices como el que tienen los profesores. Por lo tanto, los profesores pueden ayudar a los tutores de la empresa a desarrollar un enfoque pedagógico y presentarles los recursos y materiales educativos pertinentes.
Por otro lado, las empresas pueden permitir a los profesores de FP de las escuelas/centros mantener actualizados sus conocimientos técnicos y proporcionarles información sobre las necesidades del mercado laboral. Además, las empresas tienen una experiencia vital en cuestiones técnicas y operativas y también en áreas como la gestión y el desarrollo profesional, y esto puede ser aprovechado por los profesores y los centros educativos.
También debería fomentarse la cooperación local entre las empresas y el sector educativo, ya que esto también puede apoyar la impartición de un aprendizaje innovador y competitivo basado en el trabajo, que puede ayudar a los estudiantes a tener una carrera profesional exitosa en el sector de su elección, y a las empresas a alcanzar sus objetivos. (European Commission, 2018).